Cualidades de un buen líder de equipo (1 de 3).

Tabla de contenido

En este artículo vamos a abordar algunos de las cualidades de un buen líder de equipo. Cuestiones, a veces sutiles y otras no tanto, que marcan la diferencia entre un director y un líder.  

A continuación detallamos varios conceptos clave que conviene tener en cuenta cuando lo que se desea es desarrollar una acción directiva de calidad y eficiente:   

  1. La percepción del tiempo. Los inicios de las reuniones y entrevistas se recuerdan casi siempre con intensidad. Piense en su primer momento sobre algo. Su primer día de trabajo, por ejemplo. O sus primeros años de juventud, momentos memorables que generan una referencia respecto a la cual actuamos a lo largo de nuestra vida.        
  2. La influencia de las emociones. El éxito de un líder directivo depende también de la forma en la que concluye sus reuniones y de si es capaz de crear en sus interlocutores momentos de emoción. La capacidad de crear entornos favorables es un factor determinante en este sentido.        
  3. Las transiciones:  Los instantes en los que los colaboradores cambian de situación -ya sea física o emocionalmente- son momentos decisivos. Son contextos en los que la atención se multiplica y ante los que un líder debe saber sacar provecho.        
  4. El autoconocimiento. El conocimiento de las propias destrezas y habilidades proporciona bienestar psicológico y relaciones personales sanas, condiciones necesarias para conseguir un óptimo liderazgo de personas. El autoconocimiento resulta, pues, un paso necesario previo a la labor de gestión de personas y equipos.         
  5. El propósito de implementación. A menudo, el desencadenante de una acción valiosa es el -no tan- simple propósito de llevarla a cabo. Como ejemplo, plantearse “cuando salga de la reunión hablaré con Manuel para resolver el conflicto” aumenta de forma exponencial las probabilidades de hacerlo. 

Desde nuestra experiencia como formadores de líderes de gestión de personas, algunas de las cualiddaes de un buen líder de equipo son: incremento de las expectativas, generación del sentimiento de orgullo y conexión personal con las demás personas.     

1)   Incremento de expectativas. Dentro de las organizaciones se generan contextos que pueden causar entre sus miembros gran satisfacción o bien todo lo contrario. Seguramente, todos hemos experimentado alguna de esas situaciones especiales: el primer día en una empresa, la marcha de un buen compañero, un cambio de oficina…  Deténgase un momento a valorar cómo fueron esos instantes y observe el nivel de recuerdo tan vivo que conserva.   

Como dato curioso, el 24% de las experiencias citadas como positivas por los participantes en un curso de management ofrecido por Delegate Solutions hacía referencia a “fallos” de sus directores. Fallos que éstos habían sabido subsanar de forma adecuada.  

En este sentido, podemos decir que todo gran líder es un experto en restablecer relaciones: en efecto, los directivos que habían sabido resolver los conflictos correctamente transformaron un momento negativo en algo positivo. 

La conclusión es que no es preciso ser un manager perfecto sino saber reconocer los errores, disculparse y subsanarlos.  Serviría bien la metáfora del saltador de pértiga que va elevando su marca centímetro a centímetro. En cada movimiento debe esforzarse más, tensar sus músculos al máximo, concentrarse al límite. Más energía, más emoción, más percepción.  

Los managers capaces de identificar momentos de insatisfacción en sus equipos sabrán generar equipos poderosos.   

Guillermo Matia.
entorno-laboral-favorable
Crear entornos favorables es clave en la dirección de equipos

Dentro de las organizaciones se generan contextos que pueden causar entre sus miembros gran satisfacción o bien todo lo contrario. Seguramente, todos nosotros hemos experimentado alguna de esas situaciones especiales: el primer día en una empresa, la marcha de un buen compañero, un cambio de oficina…  Deténgase un momento a valorar cómo fueron esos instantes y observe el nivel de recuerdo tan vivo que conserva.   

En el trabajo, nos esforzamos en minimizar los factores negativos: tener todo bajo control, no salirse de la rutina, hacer siempre las cosas de la misma forma, sentarnos siempre en el mismo sitio. La rutina nos da serenidad y control. Pero también nos priva de momentos relevantes. ¿Cuánta energía dedican los líderes a potenciar momentos positivos?     

En nuestra función de entrenamiento de mentores internos en organizaciones, desde Delegate Solutions trabajamos con una fórmula que resulta de gran utilidad: nivel de exigencia elevado + confianza elevada= mentoría consistente.

La orientación y la ayuda son los conceptos que sustentan nuestra teoría: 

Creo en ti, sé que puedes y si sale mal, te ayudaré.  

2)    Percepción de orgullo    Los hitos que nos llenan de orgullo suelen ser momentos donde se produce un “subidón” de emociones, momentos “eureka”, “lo logramos”. Son los llamados “momentos de la verdad”.  Pues bien, los grandes expertos en management son también expertos a la hora de generar este tipo de situaciones.

  • A ningún buen líder le resulta ajeno el mundo de las emociones. 

Según nuestra experiencia con centenares de equipos, la percepción del sentimiento de orgullo de los miembros de un equipo hace brillar las experiencias vividas. El reconocimiento favorece que un colaborador potencie el vínculo con su organización. Y ahora… vuelva a leer este párrafo. ¡Es más importante de lo que parece! 

Los estudios demuestran la tendencia de las personas a fijar su atención en los problemas y en la información negativa. Dedicamos hasta el 80% (incluso más) de nuestros recursos personales y organizativos a eliminar los factores negativos en lugar de potenciar los positivos.  En esta línea, las empresas tienden, de forma instintiva, a solucionar los problemas cotidianos creando puestos dedicados exclusivamente a la resolución de problemas: los “limpiamarrones”. Y no resulta una mala estrategia, salvo que se convierta en la única. Bajo esta sola perspectiva no parece probable que florezca ningún sentimiento de pertenencia ni de orgullo entre sus integrantes.  

Al realizar la pregunta en los cursos que impartimos, ¿Qué haces mejor…escuchar o reconocer? , 7 de cada 10 personas contestan que reconocer. Sin embargo, al trabajar en simulación el reconocimiento a otros miembros del equipo y la valoración de su esfuerzo, los participantes se enfrentan a sus carencias en este sentido y crean, en consecuencia, compromisos para ponerla en marcha de forma efectiva.     

3)    Conectar con las personas.   Los directivos deben facilitar un propósito común para unir a personas que se mueven en distintas direcciones, desde diferentes posiciones. Resulta obvio que si a alguien no le entusiasma nada su profesión y no le ve ningún significado a largo plazo es improbable que se esfuerce en obtener buenos resultados.

En conclusión, mencionaremos que entre las cualidades de un buen líder de equipo destaca la de trabajar con un propósito definido, hecho que aporta mayor satisfacción a nuestros colaboradores. Un directivo debe ser capaz de conectar a las personas a través de ese sentido. 

En nuestro próximo artículo publicado, explicaremos algunos útiles consejos que es posible poner en práctica en las empresas con el objetivo de lograr la mayor eficiencia directiva.

Os esperamos!

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