La visión como puerta a la innovación

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Este artículo tiene para mí una doble intención, poner en valor el factor persona dentro de cualquier proceso creativo y de innovación y por otro hablar de la visión.

En los últimos años he trabajado con diferentes empresas que tras periodos de regresión económica, tras cambios en el organigrama e incluso cambios en el propio modelo de negocio, y todo ellos  llegan a una conclusión común “Necesitamos de la innovación”, la innovación aparece como idea y recurso a la solución de muchos problemas y dificultades. No es de extrañar, ya sabemos lo que la innovación hace emerger en las organizaciones.

Una vez aceptada la idea, las organizaciones se preparan esta nueva realidad con departamentos de I+D, con formaciones, se crean equipos de innovación e incluso fórmulas que consiguen que el cliente participe en el proceso de innovación !!La maquinaria está en marcha!! Arrancamos!!

Todo perfectamente planificado, equipos motivados, gerentes convencidos y sin embargo pronto aparecen las dificultades, los problemas en los departamentos y la falta de alineamiento de los empleados, el departamento de I+D y la gerencia.

Y surge la pregunta ¿Que nos está sucediendo?, ¿Dónde ha fallado la estrategia?. Está claro que hay muchos factores y variables implicados en el proceso pero empecemos por lo evidente, que en muchos casos es dónde está la solución aunque por evidente no la veamos. En cualquier proceso, estrategia o equipo de innovación el factor común es la persona.

La persona implicada en el proceso de innovación, la persona que no está en el departamento de innovación pero vive la nueva cultura de empresa, la persona que forma parte de un equipo de innovación. Todas ellas se ven implicadas en un proceso de cambio para el que no están preparadas, y no por falta de capacitación sino por la propia naturaleza del ser humano.

Necesitamos preparar nuestro cerebro para el cambio ya que no está programado para las oportunidades y la apertura sino más bien para ver las limitaciones y los frenos. Nuestras experiencias, lo que nos han enseñado y nuestras convicciones sobre el mundo construyen una realidad desde la que tomamos decisiones y vemos o no oportunidades.

No tener en cuenta esto supone para las empresas grandes pérdidas de dinero y de oportunidades.

“Empecemos entonces a trabajar con las personas antes de embarcarnos en cambios significativos y antes de implementar cualquier proceso de innovación”

Un primer paso es construir una visión clara e inspiradora. Tenemos metas y objetivos, pero esto no son visiones. La visión debe trabajarse de tal forma que permita a nuestros líderes y colaboradores soñar, eliminar resistencias y plantearse escenarios y oportunidades que hasta ese momento no se habían planteado.

Las personas cuando pensamos sobre el futuro lo hacemos mirando al pasado y tomamos decisiones en base a esas experiencias pasadas, en lugar de imaginar nuevos horizontes.

La visión compartida de un equipo, de una organización o de un departamento; si se trabaja y se construye en puede generar una fuerza de impresionante poder. Eleva las aspiraciones de la gente.
Una visión compartida crea chispa, cambia las relaciones dentro de la compañía, ya no es la visión de “ellos” es la “nuestra”, apela al coraje. La visión fija una meta que lo alcanza todo.

Actualmente está emergiendo una disciplina de la visión compartida, una serie de herramientas y técnicas que ayudan al desarrollo y planteamiento de la visión.

Como punto de partida os invitamos a plantearos si vuestra organización o vuestros equipos necesitan de una visión inspiradora y compartida. Y os invitamos a dedicar un tiempo al trabajo y desarrollo de la misma, lograréis resultados que ahora ni os imagináis.

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