Miedo al liderazgo

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Se hace indispensable un trabajo real con las barreras y miedos del directivo para poder avanzar en su desarrollo. Ya sea en intervenciones de coaching o dentro de un proceso de formación de liderazgo que permitan al directivo reconocer, aceptar y modificar sus comportamientos actuales. Su, en ocasiones, miedo al liderazgo.

¿Dónde nace el miedo?

Soy consciente, por propia experiencia y por lo que observo en las personas con las que trabajo que es muy difícil que nos sintamos identificados con textos o reflexiones que hablan de nuestras áreas más oscuras o de nuestras carencias. Nos resulta mucho más sencillo observarlo en los demás. A pesar de esto, te invito a que leas el texto con cierta distancia, sin culpabilidad y atento/a a tus reacciones defensivas.

Hablamos mucho de lo negativo del excesivo control y de lo perjudicial que resulta un liderazgo basado en el miedo y, sin embargo, no solemos tratar este tema desde donde nace, en los miedos y barreras del propio directivo. Presuponemos que un líder esta por encima de sus miedos y solemos asociar sus efectos al estrés. Con lo que o asumimos que forma parte del trabajo de un directivo o ponemos en marcha diferentes acciones que mitiguen este estrés. Que por supuesto no resolverán el problema.

Los efectos del miedo no serán palpables en el propio directivo ni en la organización hasta pasado un tiempo. Es un círculo vicioso que se construye a medio plazo.

Los efectos del miedo

Iñaki Puñuel señala en su libro los miedos más comunes tras entrevistar a más de 1.000 líderes:

  • Miedo a mostrar sentimientos que les haga parecer más débiles ante los demás, y por tanto directivos blandos o sin carácter.
  • Miedo a perder la autoridad y a la pérdida de poder dentro de la empresa.
  • Miedo a que sus propios subordinados les tomen el pelo.
  • Miedo a que los subordinados se burlen de debilidades y carencias profesionales si estas se llegan a evidenciar o reconocer.
  • Miedo a transmitir información, por temor a la pérdida de ventaja que supone el conocimiento.
  • Miedo a que se piense que son incapaces de realizar su trabajo.
  • Miedo a que su capacidad no alcance para guiar y formar suficientemente a sus subordinados.
  • Miedo a las intrigas de empleados con los que con los que no cuentan.
  • Miedo a que los subordinados cuestionen públicamente su liderazgo o posición .
  • Miedo a que determinados empleados les adelanten y pongan en peligro su puesto.

El miedo lleva al directivo a cerrarse en sí mismo al no poder mostrarse cómo realmente es, ni reconocer su vulnerabilidad ante los demás.  Esta imposibilidad de reconocer su propia vulnerabilidad le lleva a una actitud “paranoide” que no le permite confiar en casi nadie. Le situará en un cuestionamiento contínuo de la lealtad de su gente. Se vuelven personas tensas, cautelosas e hipervigilantes, buscando en su entorno cualquier indicio que les confirme el engaño, el ataque, las conspiraciones…

Suelen mostrar incapacidad para el perdón y para olvidar los incidentes, lo que les lleva a desarrollar relaciones con un alto grado de resentimiento.

Sus colaboradores se convierten en objeto permanente de control y seguimiento en la búsqueda de pruebas de lealtad personal.  El liderazgo del miedo mueve al directivo a un excesivo control y seguimiento. Esta actitud de excesiva vigilancia amenaza la sensación de autonomía de los colaboradores. Ésto hace descender de forma dramática su motivación intrínseca con lo que situarán su motivación en factores externos a ellos mismos. Si me controlan trabajo, sino me controlan dejaré de hacerlo. Lo que confirma el recelo inicial del directivo. Y aquí comienza el circulo vicioso del que es muy difícil salir. El liderazgo del miedo. 

Patrones de pensamiento

Presentamos algunos de los patrones de pensamiento habituales en este tipo de directivos:

  • Piensa mal y acertarás.
  • Si una persona es amables, quiere utilizarte.
  • Las personas no son sinceras.
  • No se debe confiar en los demás, sólo en uno mismo.
  • La gente suele actuar con motivaciones ocultas.
  • No conviene dar confianza a las personas, abusarán de ella.

Un directivo que lleva mucho tiempo actuando controlado por sus propios miedos necesita construir nuevos patrones de comportamiento que le permitan dar un paso hacia la confianza. La vía que le va a permitir salir de este círculo vicioso.  La confianza es mucho más rentable que el control.

De ahí a que se haga indispensable un trabajo real con las barreras y miedos del directivo para poder avanzar en su desarrollo. Ya sea en intervenciones de coaching o dentro de un proceso de formación que permitan al líder reconocer, aceptar y cambiar sus comportamientos actuales.

Esperamos que estas letras hayan generado en ti una reflexión sana que te empuje a hacer una valoración en tu papel como líder.

Lidera el mañana.

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