Para avanzar en el camino todo empieza por saber qué lugar ocupo en el mapa. Cuál es mi realidad actual. Poner las cartas sobre la mesa. Y eso es lo que hemos hecho hasta ahora.

Tenemos las “cartas sobre la mesa”, en forma de lista de tareas, frentes abiertos, sueños, proyectos en marcha, proyectos que no avanzan…

¿Y ahora qué?

Ahora nos toca hacernos algunas preguntas, las preguntas nos llevan al cuestionamiento y la reflexión, la reflexión nos lleva a la acción. Y de eso se trata, de hacer algo con todas las cuestiones que ocupan un espacio en nuestra mente.

1. 1. Empezaremos por clarificar objetivos: Para actuar con eficacia en cualquier actividad que realicemos es necesario salir del “piloto automático”, en cuestión de organización también, necesitamos parar y pensar sobre cada una de los frentes abiertos, desafíos o tareas que tenemos.
      Es importante trabajar sobre cada una de las tareas de forma individual y hacernos algunas preguntas.

      ¿Realmente quiero hacer algo con este tema?

      ¿Cuál es exactamente mi relación actual con esta tarea?
      

      ¿Qué resultado quiero obtener?

      ¿Cómo sería si estuviese resuelto?

       

                  “si aún no has llegado al punto de la claridad, haz que este sea tu primer objetivo. Ir por la vida sin tener claro lo que quieres es una gran pérdida de tiempo. La mayoría de las personas se instalan demasiado tiempo en un estado de no sé qué hacer. Esperan a que una fuerza externa desproporción una mayor claridad, sin darse cuenta de que la claridad es de creación propia. El universo está esperando por ti, no al revés, Y va seguir esperando hasta que por fin te decidas. Esperar la claridad es como ser escultor que mira un trozo de mármol aguardando que la estatua que hay dentro se deshaga del material innecesario. ¡no esperes a que la claridad se materialice de forma espontánea, coge un cincel Y ponte a trabajar!”  

                                                                                                                                       Steve Pavlina

1. Hacer algo con las “cosas” pendientes: No hacer nada ya es hacer algo. Has sacado ese tema pendiente de tu cabeza a una nota y has decidido que por el momento no vas a hacer nada con ello.
   Si decides hacer algo, si quieres que esa cuestión que tienes delante sin resolver sea diferente a cómo es ahora, piensa y determina cómo es ese tema cuándo esté resuelto. Y tras este paso llega una pregunta vital en el proceso de clarificación o reflexión del modelo GTD. ¿Cuál es la primera acción que tengo que poner en marcha para avanzar con este “tema”?Cuidado con este paso. Habrá cuestiones que sólo requieran de un paso para ser resueltas (confirmar asistencia a un evento, pagar una factura…) pero habrá otros temas que requieran más de una acción. Y en este punto es importante darse cuenta de que afrontamos este tipo de tareas sin clarificar los pasos que tenemos que dar, lo que nos lleva a procrastinar, a calcular mal los tiempos, en definitiva, a la ineficiencia. Te voy a poner un ejemplo:
   Un tema por resolver puede ser “hacer reunión para definir los objetivos de ventas del próximo mes”. Probablemente la próxima acción que definas es “hacer la reunión”, y sin embargo antes de hacer la reunión debes: fijar fecha, definir horarios, convocar a los asistentes, preparar el contenido de la reunión, y por fin hacer la reunión. El matiz es muy importante.
2. Introduce tus temas pendientes en un sistema que te genere confianza: Como tercer y último punto es importante que las acciones siguientes y las fechas de compromiso entren a formar parte de un sistema en el que confías y que te permitan liberarte totalmente de ese tema que estaba en tu RAM psíquica. La aplicación del modelo GTD te proporciona ese sistema.

Supongo, que en este punto, si has puesto en marcha lo tratado en este y anteriores post tendrás por delante y por CLASIFICAR multitud de siguientes acciones. Genial si es así, ya has empezado a aplicar GTD.

Seguiremos con ello la próxima semana. Buen inicio de mes!