Hay empleados que esperan muchos años para conseguir el “ascenso de su vida” y convertirse en “jefes”. Este gran reconocimiento por parte de la dirección de la compañía es un gran paso, pero también implica una gran responsabilidad.
No es el final del camino, sino el inicio de una nueva etapa, con sus pros y sus contras. Ahora todo en un equipo depende de ti y de tus decisiones. Está en ti mejorar tus destrezas, ser respetado o temido.
Definir y construir el equipo
En ocasiones, el equipo ya está armado y el manager ya lo estipuló así, por lo que la tarea de definir el equipo ya no es labor del líder. Si no que esta se resume a guiarlos y dirigirlos correctamente.
Mantener la motivación
La motivación es el motor fundamental que mueve a los colaboradores a realizar su trabajo. Sin embargo, no siempre es fácil que todos los miembros del equipo se sientan motivados.
Es más, muchas veces la motivación no tiene que ver con la empresa, sino con el momento personal que esté viviendo cada uno de ellos. Responsabilizarse del estado de ánimo de cada uno de los integrantes te hará volverte loco.
Pero no se trata de eso mantener la motivación. Un buen líder hace sentir a sus colaboradores que este se preocupa por ellos y que pueden contar con él para responder dudas y hacer frente a situaciones difíciles, dentro del ámbito laboral.
Aunque mezclar trabajo y vida personal no es recomendable, saber que una persona está pasando por un mal momento puede ayudar al líder a saber hasta qué punto exigirle o ser especialmente sensible de manera que la persona sienta que puede refugiarse en el trabajo mientras sus problemas se resuelven.
Conservar los valores de la empresa
Cada empresa tiene sus valores, incluso aunque no los tenga escritos. Toda compañía tiene valores que respeta más que otros o actitudes que jamás dejaría pasar. Que se mantengan estos atributos y armonía en la empresa es responsabilidad del líder.
Sin embargo, este no tiene que responsabilizarse por las acciones de otros, pero sí velar, porque los causantes sean advertidos o entiendan que las acciones que van en contra de los valores de la empresa tienen sus consecuencias.
Realizar reuniones de equipo eficaces
La comunicación entre un líder y su equipo es primordial para que se lleven adelante las tareas que se tienen por delante. La relación en la que el manager hablaba y el resto escuchaba ya pasó de moda y dejó de tener efecto. Y si lo tiene, probablemente es negativo.
Cada vez son más las organizaciones que les preguntan a sus trabajadores qué piensan de las medidas tomadas o incluso les piden sugerencias para el futuro. Realizar reuniones de equipo eficaces ayudará a que la compañía cumpla con sus objetivos.
De hecho, no deberían hacerse solo reuniones de equipo, donde se revisen regularmente las metas y los datos reales, sino también reuniones por separado con cada uno de los miembros del grupo.
Esto ayudará al líder a conocer bien a las personas con las que trabaja. Será la única forma de identificar las habilidades y las competencias de cada uno y utilizarlas a su favor en algunos momentos en los que la marca pueda necesitarlos.
Evaluación de rendimiento
Pero además de ser un apoyo para los empleados, también se debe realizar la tarea de la evaluación de rendimiento de cada uno de ellos. Esta tarea no siempre es fácil o cómoda, ya que esto implica ver, de manera objetiva, las fortalezas, debilidades y resultados objetivos de cada uno de los miembros de tu equipo.
Hay líderes que directamente entraron en la empresa siéndolo, por lo que esta tarea solo es una parte más de su trabajo y aunque comiencen relaciones sociales con sus compañeros, esto no afecta porque es así desde el principio.
Pero para aquellos que llevan un tiempo en la empresa y se llevan bien con sus colaboradores, a veces puede ser difícil ser exigente con aquellos a los que ha considerado como iguales por un largo período de tiempo.
De hecho, es posible que a veces omitan información para evitarles problemas a ese “amigo” que está pasando por un mal momento. Esto lo peor que se puede hacer ya que esto puede poner en riesgo el desarrollo profesional de ambos.
Medir el rendimiento es solo un trabajo de mejora para que se puedan realizar cambios a futuro y que la empresa logre lo que se propone. Omitir información o maquillarla solo traerá desunión y poco progreso para todos.
Lo mejor es realizar este trabajo con la mente fría y poniéndose en el lugar del jefe mayoritario, no en el del empleado que quiere evitar una sanción.
Formación constante
Para evitar estas situaciones incómodas, lo mejor es darle al equipo una formación constante. Y es que es muy común que las personas cuando llevan un tiempo en la empresa olviden algunas cosas que aprendieron.
Con el tiempo se adquieren hábitos y es muy difícil quitarlos si sentimos que igualmente conseguimos los resultados que se esperan de nosotros. Renovar conocimientos o refrescar los mismos ayudará a que los empleados puedan resolver dudas.
Incluso puede dar lugar a que algunos de ellos manifiesten situaciones que no les agradan u ofrezcan soluciones alternativas a lo que se ha estado haciendo.
Estos entrenamientos de competencias son un espacio para que el líder y su equipo puedan hablar abiertamente del trabajo en sí, sin la presión de los objetivos. Además, siempre se puede aprender algo nuevo.
Algunas empresas tienen congresos cada cierto tiempo, donde se refuerzan conceptos, se trae a invitados especiales y se realizan actividades más allá del trabajo.
Hay trabajadores que se sienten reacios a este tipo de actividades, por lo que obligarlos puede convertir la relación laboral en algo tóxico. La palabra invitar se torna más correcta en estos casos.
Ahora que sabes todo esto… ¿estás preparado para ser líder?
Lidera el mañana.