Cómo reforzar tu liderazgo a distancia

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La nueva situación que vivimos, a causa de la epidemia de coronavirus, ha traído, entre otras consecuencias, un cambio radical en nuestra forma de trabajar. Los equipos, ahora, están dispersos y, probablemente, vienen tiempos donde algunas personas de nuestro equipo dejarán -esperemos temporalmente- su puesto.

Tomando como referencia a mi colega Guillem Recolons, y siguiendo algunos consejos de Carlos Ortega, en este artículo ofreceré una serie de propuestas para que sepas cómo reforzar tu liderazgo a distancia ante la situación ocasionada por el nuevo virus.

El contexto no es positivo y tendremos que responder con nuestros mejores recursos.

Estamos ante una nueva realidad que es un espejo 5K donde cada pixel es nítido e implacable. Y tú, que diriges equipos, empresas, que te ocupas de las personas como director-a de  RRHH, o de  formación, tendrás que estar preparado para ofrecer una respuesta a la altura de las circunstancias.

—> Estas son las acciones que te proponemos de cara a mantener y reforzar tu liderazgo a distancia:

1. Evalúa tus destrezas. Mírate el ombligo. ¿Cómo soy como jefe, como líder? ¿Dónde soy más fuerte?. Tenemos talentos ocultos o debilidades que  no siempre  controlamos. Conoce tus fortalezas y debilidades. Una buena propuesta para hacerlo es la

Evaluación 360 grados NL16.

Existen otras opciones en el mercado muy interesantes  (Belbin, Disc) que  requieren certificarse.

2. Amplía conocimientos sobre gestión de negocios a través  de la lectura de manuales de dirección. Algunas de nuestras recomendaciones serían:

  • Ejecutivo al minuto: Nuevas técnicas de dirección (Spencer Blanchard)
  • El coach de Sillicon Valley/ Trillion Dollar Coach: Lecciones de liderazgo del legendario coach de negocios (Bill Campbell)
  • Humanizando las Organizaciones del Siglo XXI (Guillermo Matia)
  • Las cinco disfunciones de un equipo (Patrick Lencioni)
  • Lider  extraordinario (John H. Zenger)
  • Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. (Stephen Covey)
  • Mejor liderar que mandar (Jorge Cuervo)
  • No es lo mismo (Silvia Guarnieri)
  • Nuestro Iceberg Se Derrite. Cómo Cambiar Y Tener Éxito En Situaciones Adversas (John Kotter)
  • Somos lo que hablamos: El poder terapéutico de hablar y hablarnos (Luis Rojas Marcos)  

3. Reflexiona  sobre tus valores. Los valores se plasman y concretan en las áreas más importantes de nuestra vida. Son las consecuencias a largo plazo que buscamos con nuestras conductas.

Aquí un ejercicio interesante:

Tenemos que imaginar que es posible realizar todo lo que queremos sin limitaciones y que VIVIMOS EN UN MUNDO IDEAL en el que podemos desarrollar la fuerza que poseemos para alcanzar nuestras aspiraciones más relevantes. No nos debemos limitar pensando que no nos merecemos alcanzar lo que deseamos o creyendo que existen unas dificultades que nosotros no podemos superar, porque estamos en un mundo ideal.

Es importante distinguir los valores de los objetivos; éstos son consecuencias alcanzables que una vez conseguidas se acaban, mientras que los valores no se consiguen ni se acaban nunca.

Por ejemplo, un objetivo sería tener un sueldo determinado, mientras que un valor sería aprender.

Plantéate qué tipo de trabajo te gustaría hacer en un mundo ideal, qué clase de trabajador te gustaría ser.

Piensa cómo sería tu actuación ideal en cada caso, es decir, pensamos qué papel nos gustaría desempeñar en ella.

Tenemos que tener muy clara la diferencia entre objetivos y valores. Podemos partir de los objetivos que nos hemos planteado en este área y diseñar pequeños movimientos durante las próximas semanas.

La pregunta clave que nos tenemos que hacer para pasar de los objetivos a los valores es: “¿Para qué quiero alcanzar este objetivo?” o “¿Qué haré cuando lo alcance?”. Cuando la respuesta sea un verbo o una cualidad de nuestras acciones, lo más probable es que hayamos identificado un valor.

Por ejemplo: “Mi objetivo es ganar dinero. ¿Para qué? Para comprarme un coche. ¿Qué haría con él? Viajar y conocer gente nueva”, habríamos llegado a un valor: viajar libremente y conocer gente nueva.

El ejercicio se completa con el establecimiento de las prioridades, estableciendo una jerarquía de valores.

Además lo completaremos definiendo las metas y objetivos a corto, medio y largo plazo que nos permitirán seguirlos en este momento.

Y por si te interesa profundizar:

La importancia de los valores en la dirección de equipos.

4. Aprende sobre gestión de prioridades, gestión del tiempo y tomas de decisión.

¿Por qué tenemos la continua sensación de que nos falta tiempo? ¿Por qué esa insatisfacción por el tiempo invertido en una u otra tarea, en un área u otro de nuestra vida? Incluso cuando no tenemos mucho que hacer…

Empieza el año y escribimos nuestra lista de propósitos, nuestro decálogo de compromisos, incluso nuestros deseos para el nuevo año. Con ello nos reincorporamos al trabajo, a la rutina y cuando tratamos de integrar lo escrito en la realidad aparece el conflicto.

Por supuesto, lo primero que hacemos es comprar una agenda, descargar una aplicación y buscar bibliografía o seminarios sobre gestión del tiempo. Si el tiempo se pudiese gestionar… pero, tal vez, deberíamos pensar más bien en gestionarnos a nosotros mismos en ese tiempo, que siempre es y será el mismo.

Y éste es sin duda un buen momento para crear un nuevo pacto con el tiempo; tiempo que, obviamente, sigue siendo el mismo.

De la ya nombrada frustración y una pizca de casualidad nace nuestro conocimiento en el modelo GTD®. Y mi convicción de que es un modelo que funciona para la mayoría de las personas.

Como primer contacto estos días, te propongo un ejercicio.

  • Piensa y escribe todos los soportes que utilizas para organizarte y plantéate cuándo haces uso de ellos. Por cierto… ¿Utilizas la cabeza como herramienta para organizarte?
  • Escribe todos los compromisos o frentes abiertos que tienes. Cuando digo todos, me refiero a todos, también esos a los que te gustaría dedicarles más tiempo. Y muy importante: atiende todas las áreas de tu vida.
  • Con lo anterior ya has puesto en funcionamiento una de las fases de este modelo (la fase de recopilación).Comienza a escribir una a una todas estas “cosas” o “frentes abiertos”: pasar ITV, llamar a mi hermano, escribir mail a Isabel, redactar plan estratégico de marketing, desarrollar contenido de la reunión del martes…. Cada frente abierto debe escribirse en individual.

No te asustes si escribes más de 150 “cosas”, es habitual. Tampoco, si lo que escribes es muy dispar, en nuestra cabeza puede ocupar el mismo espacio tener una conversación con alguien, tomar una decisión con respecto a la compra de un coche nuevo o arreglar la puerta del armario que lleva tiempo fallando.

Lo importante es que hagas el esfuerzo de vaciar tu mente y que no hagas nada más en ese momento… solamente vaciar tu mente. Ya harás algo con ello más tarde…

¿Por qué es tan poderoso este ejercicio? ¿Y por qué se presenta como una etapa clave del modelo GTD?

Todo lo que ocupa un lugar en nuestra mente está ahí porque queremos que sea de una forma diferente a la que hoy es, por lo tanto necesitamos hacer algo con ello, el simple hecho de escribirlo significa acción, estamos actuando, y eso ya genera alivio.

Nuestra mente almacena “cosas” hasta que están resueltas, el problema es que almacenamos tal cantidad de “frentes abiertos” que operamos siempre en cortocircuito lo que dificulta mucho la eficiencia, la eficacia y la productividad. Vaciar la mente nos aporta cierta sensación de control.

Ahora tenemos las “cartas sobre la mesa”, en forma de lista de tareas, frentes abiertos, sueños, proyectos en marcha, proyectos que no avanzan…

¿Y ahora qué?

Ahora nos toca hacernos algunas preguntas, las preguntas nos llevan a la reflexión y ésta a la acción. Y de eso se trata, de hacer algo con todas las cuestiones que ocupan un espacio en nuestra mente.

  1. Empezaremos por clarificar objetivos: Para actuar con eficacia en cualquier actividad que realicemos es necesario salir del “piloto automático”, en cuestión de organización también, necesitamos parar y pensar sobre cada uno de los frentes abiertos.
    Es importante trabajar sobre cada una de las tareas de forma individual y hacernos algunas preguntas.
¿Realmente quiero hacer algo con este tema?
¿Cuál es exactamente mi relación actual con esta tarea?
¿Qué resultado quiero obtener?
¿Cómo sería si estuviese resuelto?

->Hacer algo con las cosas pendientes: No hacer nada ya es hacer algo. Has sacado ese tema pendiente de tu cabeza a una nota y has decidido que por el momento no vas a hacer nada con ello.

Y tras este paso llega una pregunta vital en el proceso de clarificación del modelo GTD. ¿Cuál es la primera acción que tengo que poner en marcha para avanzar con este “tema”?

Cuidado con este paso. Habrá cuestiones que sólo requieran de un paso para ser resueltas (confirmar asistencia a un evento, pagar una factura…) pero habrá otras que requieran más de una acción.

Un tema por resolver puede ser “hacer reunión para definir los objetivos de ventas del próximo mes”. Probablemente la próxima acción que definas es “hacer la reunión”, y sin embargo antes de hacer la reunión debes: fijar fecha, definir horarios, convocar a los asistentes, preparar el contenido de la reunión, y por fin hacer la reunión. El matiz es muy importante.

5. Sepárate del miedo y la ansiedad

Estas semanas invitan a muchas emociones. El miedo quizá sea una de las que estará más presente. Fíjate en estos miedos, revisa si alguno te puede estar  bloqueando.

Todos estamos ansiosos en este momento. Pero vale la pena recordar que los humanos están a menudo ansiosos. Estamos programados para ver al oso desde tiempos de nuestros ancestros.

Tenemos una espada doble filo: el lenguaje. Con él podemos comunicar los riesgos verbalmente y luego planear con anticipación para resolverlos. Pero a través del lenguaje también podemos crear ansiedad.

Iñaki Puñuel señala en su libro los miedos más comunes tras entrevistar a más de 1.000 líderes.

Miedo a:

  • Mostrar sentimientos que les haga parecer más débiles ante los demás, y por tanto directivos blandos o sin carácter.
  • Perder la autoridad y a la pérdida de poder dentro de la empresa.
  • A que sus propios subordinados les tomen el pelo.
  • A que los subordinados se burlen de debilidades y carencias profesionales si estas se llegan a evidenciar o reconocer.
  • De transmitir información, por temor a la pérdida de ventaja que supone el conocimiento.
  • De que piensen que son incapaces de realizar su trabajo.
  • A que su capacidad no alcance para guiar y formar suficientemente a sus subordinados.
  • A intrigas de los empleados con los que con los que no cuentan.
  • De que los subordinados cuestionen públicamente su liderazgo o posición
  • A que determinados empleados les adelanten y pongan en peligro su puesto.

El miedo lleva al directivo a cerrarse en sí mismo al no poder mostrarse cómo realmente es, ni reconocer su vulnerabilidad ante los demás.  Esta imposibilidad le lleva a una actitud “paranoide” que no le permite confiar en casi nadie. Le situará en un cuestionamiento continuo de la lealtad de su gente, volviéndose tenso, cauteloso e hipervigilante, buscando en su entorno cualquier indicio que les confirme el engaño, el ataque, las conspiraciones…

Comparte tu miedo con las personas importantes para ti.

Haz una prueba que acabo de hacer: mira las noticias durante 1 minuto, encontrarás historias no solo sobre virus, sino también sobre la crueldad hacia los animales, el cambio climático y la certeza de la recesión mundial.

Muchos de nosotros podemos manejar las malas noticias si sabemos cómo responder a ellas. Pero la incertidumbre, si voy a contraer este virus o será mi familia, produce ansiedad especialmente porque el hecho es que NO SABEMOS lo que ocurrirá. Y tu mente prefiere cualquier cosa a no saber.

Al ver la ansiedad como algo que podemos controlar o que debemos evitar, nos preparamos para sentirnos ansiosos por nuestra ansiedad.

Con lo cual, esto nos lleva a tratar de evitar la ansiedad evitando las cosas que nos hacen sentir ansiosos.

Si esto se convierte en un patrón de comportamiento, significa que comenzamos a organizar nuestras vidas para evitar la ansiedad. Esto se llama evitación experimental.

Tres ideas basadas en la investigación psicológica  para lidiar con la ansiedad y el miedo en exceso:

1. Haz un plan

Preocuparse por el futuro no es lo mismo que decidir qué hacer. Y aunque tu plan no será perfecto, no estarás indefenso.

Así pues, calcula lo que está bajo tu control y haz un plan para administrar los riesgos. Infórmate de los hechos, pero no más. Intenta limitar la exposición a los “expertos” de las redes sociales.

Dicho esto, por muy bueno que sea tu plan, no esperes que te libere de la ansiedad (porque eso es imposible). Por lo tanto, deberás aprender a …

2. Suelta cuerda

El problema con la ansiedad es que cuanto más tratamos de evitarla, más fuerte se vuelve.

¿Qué es lo mejor que puedes hacer? Tu mente te dirá que sigas tirando más fuerte. Pero el monstruo nunca parece cansarse.

Cual es la alternativa? ¡SUELTA LA CUERDA!

3. Vira hacia lo que importa

El miedo es un precio que pagamos por preocuparnos por algo. Esto significa que puedes virar tu atención para centrarte en lo que es importante  para ti.

6. Trabaja con tu equipo desde nuevas perspectivas 

¿Qué problemas tiene mi equipo ahora? ¿Cuáles son sus preocupaciones?¿Cómo puedo acompañarles de la mejor manera posible?

Miles de personas estamos “tele-trabajando” con el desafío que eso supone.

  • Mantén  un mínimo de reglas en el equipo. Te recomendamos prestar atención a: cumplir los plazos más importantes, estar presentes en el equipo en los eventos claves y a lo largo de la reunión, participar activamente en todo lo relacionado con el equipo y discreción: lo que debe mantenerse como confidencial hacia el exterior del equipo y clarificar lo que sí debe compartirse.
  • Envía mensajes de apoyo, tranquilidad y acompañamiento.
  • Aprovecha para trabajar tus planes de desarrollo (que a veces se hace rápido y mal).
  • Marcar hitos COMUNES, los objetivos comunes afianzan a los equipos y les hacen más poderosos.
  • Asegúrate trabajar objetivos OKR , alineados con largo plazo.
  • Provoca encuentros entre pares, para que las decisiones no sean a  través exclusivamente de la voz del manager.
  • Venirse abajo es legítimo. Busca un colega para hacerlo. Nunca con el equipo. Las emociones negativas en estos momentos son tan contagiosas como el Covid19.

Vivimos un momento en el que tomar decisiones se torna una aventura. Un momento en el que, ante una posibilidad de avance, por muy desafiante que parezca, debemos aceptar. Tratando de no aferrarnos a lo que, hasta este momento, venía siendo nuestra realidad.

Ahora, mucho más que nunca, HUMANOS, NO RECURSOS

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